De tendencias republicanas, al estallar la guerra civil, los sublevados movilizaron su quinta y tuvo que incorporarse a filas en La Coruña. A partir de ahí, durante treinta y dos meses estuvo en distintos frentes: Escamplero, Trubia, Oviedo, Batalla del Ebro, Castellón, Valencia...Volvió de aquella carnicería con el alma hecha jirones. Nunca se rehizo de semejante barbarie colectiva.
Recién finalizado el conflicto fratricida, se casó con Maruja Suárez del Otero, luarquesa de pura cepa, y se incorporó a los negocios familiares al lado de sus hermanos.
Veigueño hasta las trancas, renunció a distintas y suculentas ofertas de trabajo en Oviedo y Madrid. Era extremadamente cariñoso, leal, honesto, amigo de sus amigos, excelente padre y con un peculiar y divertido sentido del humor. En sus ratos libres le encantaba cazar y pescar. Hizo sus pinitos literarios escribiendo "na nosa fala da Veiga" algunos poemas y artículos ocasionales en revistas locales. De higos a brevas pintó acuarelas de pequeño formato, que acabaron en la papelera y algún óleo suelto. Pero donde más se prodigó fue haciendo caricaturas.
Hoy iniciamos en este medio digital un recorrido por el recuerdo, con un retablillo sentimental: los personajes que Luís de Eulogio caricaturizó, hace ya muchos, muchos años. Y además les proponemos que participen en la oportuna ubicación espacio-temporal de los protagonistas, aportando todos cuantos datos estimen oportunos. Porque la memoria es frágil y tornadiza; y a buen seguro que sólo los veigueños que rebasen cumplidamente el medio siglo de vida reconocerán a los caricaturizados.
Luís de Eulogio siempre regaló a sus "modelos" una copia de sus parodias gráficas.
La inmensa mayoría, agradeció el detalle con una sonrisa de complicidad y un saludable sentido del humor. Pero desafortunadamente algunos, de escaso caletre, se sintieron agraviados. Para muestra basta un botón, pero para apuntalar lo antedicho, hoy les ofrecemos dos.
La primera imagen, fechada junto a la firma en 1963, es un autorretrato de Luís de Eulogio. La segunda, a plumilla y tinta china, se la remitió con notable resentimiento, perfectamente perceptible en el gráfico, la dulce esposa de uno de los caricaturizados. Sobran comentarios...