En casa siempre hemos tenido canes de distintos linajes, pero hace más de una década que nos inclinamos por los Teckel que, a nuestro juicio, reúnen todas las virtudes de sus congéneres y escasos defectos. Eso sí: no hay sobre la faz de la tierra bicho viviente más obstinado, terco y cabezón.
Con anteriores mascotas, habíamos tenido mala suerte. Vivimos en una urbanización próxima a Toledo, donde la Leishmaniasis, -esa enfermedad asesina que se transmite por la picadura del mosquito Phlebotomus- es de carácter endémico.
Antes, en primavera y verano, unas avionetas fumigaban la cuenca del Tajo desde Aranjuez, hasta Talavera de la Reina. Pero grupos de ecologistas protestaron porque el insecticida era, -según tan eximios naturalistas- muy agresivo y mataba a otros insectos en peligro de extinción. Con lo cual, el Phlebotomus campa a sus anchas por estos pagos, afectando también a los humanos que decide picar y provocando serios achaques a sus víctimas, como las inflamaciones severas del hígado y el bazo.
Aunque yo fumigo a conciencia todo nuestro seto de madreselva cuando se aproxima la época estival, en el último lustro sufrimos varias bajas perrunas muy dolorosas, que nos tuvieron de luto riguroso largo tiempo. Ni collares protectores ni pipetas disuasorias sirvieron de nada.
Como en el "Aturuxo", o sea nuestro hogar, tomamos siempre las decisiones por consenso, al nuevo perrito le pusimos Rufo. Porque con su barba caprina y cejas en cepillo, nos recordaba a un viejo amigo, ya fallecido.
Se conoce que al animalito le habían hecho daño en el criadero, o bien otros perros, o bien sus cuidadores. Hubo de pasar más de un mes recibiendo toda suerte de cariños y atenciones, para que el can menease la cola con fundamento.
Pronto fue uno más del clan. Y ahora, con cuatro años cumplidos el día siete de julio ( a punto estuvo de llamarse "Fermín") está convencido de que habría que inscribirle en el libro de familia. No le falta razón.
Rufo y yo hablamos de lo divino y de lo humano en nuestros largos paseos por los pinares cercanos. Si me subo a mi estudio a pelearme con mis relatos, en cuanto oye el pitido del ordenador, trota escaleras arriba y se echa a mi lado horas enteras. Yo le leo pasajes de algunas narraciones, le consulto dudas semánticas, lingüísticas y morfológicas. Ritmos y estéticas. Antónimos y sinónimos. Giros dialectales...
Como la soledad compartida cunde, el perro y yo nos entendemos perfectamente. De un tiempo a esta parte, anda algo despistado y someramente gacho.
-¿Qué te pasa, Rufo, que te veo mohíno?
-Que tengo una berza mental considerable con la tan traída y llevada crisis. Mira que pongo atención a los informativos de la tele, a la radio y a los comentarios que hacéis vosotros tres sobre la prensa escrita. Pero no me aclaro.
-Pues es muy sencillo, amigo mío: una serie del golfos han saqueado impunemente el país, dejándonos en pelota picada, porque otra serie de golfos se lo ha permitido.
-¿Y nadie les paró los pies...?
-Nadie, querido.
-No lo entiendo. El día en que yo me zampé de tapadillo unas salchichas que colgaban de la encimera de la cocina, me zurrasteis la badana a modo y me castigasteis a dormir una semana en el jardín. Me quedó muy claro que no debía de tocar lo ajeno.
-Pues estos malandrines se han llevado la ristra entera. Luego se la han repartido y engullido en comandita. Y al resto de los celtíberos nos han puesto a dieta de lechuga, para que no nos suba el colesterol.
-¿Y no os echasteis a la calle?
-Si, claro, cientos de miles de ciudadanos honrados. Sin ir más lejos, el pasado quince de septiembre, Madrid era un clamor.
-¿Y a los mandarines de la cosa pública, no se les cae la cara de vergüenza?.
-No la conocen, Rufo.
-O sea que os han dejado con el culo al aire...
-Y el esfínter anal como la bandera de Japón. Como tú eres un perro inteligente y culto, en cuatro brochazos de trazo gordo te hago un somero bosquejo del actual estado de la cuestión. Empezaré por el final. Veamos.
A día de hoy, el endeudamiento de España supera el 75% de su producto interior bruto, es decir 800.000 millones de euros. Ahí es nada. ¿Que cómo se ha llegado a semejante ruina?. Toma nota.
• Un empleado de la banca suiza HSBC ha tirado de la manta, haciendo pública una lista de personajes que depositaban su dinero en esa entidad, sin declararlo en sus propios países. Entre ellos había 569 españoles. Próceres de derechas e izquierdas, financieros y un largo etcétera de chorizos "pata negra". Según nuestra propia Agencia Tributaria, el fraude fiscal de estos trileros, asciende a 44.000 millones de euros, que el Estado no ingresa en sus arcas públicas. Simple y llanamente porque no se atreve a meterles mano. Lo cuenta con detalle Vicenç Navarro en un excelente artículo que me reenvíó por Internet un periodista amigo.
• A los largo de los más de treinta años de democracia contemporánea en España, el despilfarro de caudales públicos, o sea de nuestros impuestos, en las 17 Comunidades Autónomas ha sido espeluznante. Inversiones faraónicas absurdas e innecesarias y una corrupción generalizada, que dejaría chiquito al mismísimo Al Capone.
• La Ley del Suelo, del inefable señor Aznar, obsequió con barra libre al hormigón y el ladrillo de guante blanco, en todo el territorio patrio. Especulación y pelotazos a troche y moche. Eso sí, cuando la burbuja inmobiliaria saltó por los aires, tres millones de parados más, de una tacada. Y los empresarios que se pusieron las botas y cosecharon una pasta gansa, volaron con sus doblones calentitos a los paraísos fiscales, sin que nadie les pusiese un cepo lobero en su sendero de gloria.
• Otro talento, el señor Rodríguez Zapatero, lejos de ver lo que se nos venía encima, -toda Europa se ataba ya los machos-, calificó el sistema financiero español como "el más sólido del mundo", cuando era evidente que el barco hacía agua por los cuatro costados. Claro que en el Banco de España, ese órgano presuntamente regulador y de control, los dirigentes miraban para otro lado, cantando por lo bajini "Soy minero", de Antonio Molina.
• En progresión geométrica, las queridas y centenarias Cajas de Ahorro fueron cayendo, una tras otra, en manos de los jerifaltes de las taifas regionales para mayor honra y gloria de sus intereses bastardos. Y los administradores de estas vetustas entidades, se retiraron a sus cuarteles de invierno, forrados, con gratificaciones escandalosas y jubilaciones indecentes. Justo premio a sus desmanes.
• Ningún gobierno, de la diestra o la siniestra se atrevió a hincarle el diente fiscal a las grandes fortunas. Ni, por supuesto, exigirle a la Santa Madre Iglesia (cuyo sostenimiento nos cuesta un riñón) que pague sus impuestos como todo hijo de vecina. Ni a expropiar a los latifundios de manos muertas. Ni a reformar la Ley Electoral. Ni a frenar en seco la codicia desmedida de los nacionalismos. Ni a depurar responsabilidades públicas y privadas.
• Los bancos, que otrora habían abierto el grifo del cuerno de la abundancia sin tasa ni tino, -por aquello de cubrir objetivos-, ofreciendo el oro y el moro a los incautos pardillos que les creyeron, y se quedaron con el santo y con la vela a mitad de la procesión. Desahucios por activa, pasiva y perifrástica. La estafa de "las preferentes". Los productos tóxicos. La impotencia y la desolación como moneda de cambio. El pueblo llano noqueado, cautivo y desarmado. Luís Candelas y Curro Jiménez, unos santos, al lado de estos tahúres de impecable traje prêt a porter.
• Quiebras masivas de pequeñas y medianas empresas. Expedientes de regulación de empleo. Huída de las multinacionales. Evasión de capitales. Y el toro cárdeno del desempleo corneando la femoral a cinco millones de españoles. Un dolor.
• Parafraseando a Arturo Pérez Reverte, que maneja la fusta con proverbial destreza, a la vista de los resultados, analiza, Rufo: ¿para qué sirven en nuestra lacerada España 445.000 políticos?, 390 senadores, 350 diputados, 54 eurodiputados, 74.000 alcaldes y concejales, 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales, más un sinfín de asesores, jefes de gabinete, secretarios, cómplices adláteres sin denominación de origen y demás ferralla atrincherada en las cercanías del poder?.
• Aquí, fiel Rufo, siempre pagamos los platos rotos los mismo, no lo dudes: las clases trabajadoras. Los autónomos. Las economías modestas. Y encima nos acusan de haber vivido por encima de nuestras posibilidades. Nos recortan, hasta la asfixia, derechos legítimamente conquistados con sangre sudor y lágrimas a lo largo de dos siglos: sanidad, educación, cultura, servicios sociales, pensiones...Estoy seguro de que hay gente honesta a carta cabal en el mundo de la política de andar por casa, Rufo. Pero las oligarquías endogámicas de los partidos mayoritarios se miran al ombligo, están encantados de haberse conocido y se abrochan fuerte el cinturón de seguridad al correspondiente sillón forrado de inmunidades y privilegios. ¿Qué nos van a contar ahora el señor Rubalcaba y el señor Rajoy, cuando llevan toda la vida encaramados al altar mayor y suspenden sistemáticamente en junio y en septiembre la asignatura de Gestión Eficaz?.
Pero no te quiero abrumar, querido Rufo, porque veo que se te están poniendo los pelos del lomo como escarpias. Además, como habrás comprobado, en nuestra fustigada y zaherida España, la noticia de alcance durante semanas, ha sido que Cristiano Ronaldo está triste...¡ Que manda muchos cojones, socio!.
Lo que sí quiero decirte de corazón, como Diógenes el cínico sentenciaba, que cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro...
Salud, prudencia, larga vida y talento para disfrutarla, Rufo...