La señorita Luisa fue una de esas personas que podríamos convertir en personaje no solo por por su capacidad intelectual, y sus conocimientos, sino también por su personalidad, su dedicación, su ingenio...
A la memoria vienen aquellos motes con que bautizaba a alguno de sus alumnos como "petite élève" que así llamaba a María Jesús Fernández de Pedro, fallecida muy joven (d.e.p), o "el punto y la i" como llamaba a dos alumnos con notable diferencia de estatura entre ellos y a los que gustaba de sacar juntos al encerado.
En su "petit université d´étè" de la Abraira, diferentes quintas ampliamos nuestros conocimientos en la lengua francesa. al evocar aquellos veranos vienen a la mente multitud de anecdótas. Como aquella ocasión en que estando impartiendo clase a las sombra de su cerezo, pidió a Juan Peláez "Xuanón" que le recogiese cerezas en un cestillo, éste se subió al árbol y una vez en las ramas comenzó la recolecta, cereza al cesto, cereza a la boca; no tardó en darse cuenta la señorita Luisa de la maniobra, e ingeniosa como siempre le interpeló: "oye Xuanón, desde ahí tiene que oirse muy bien la lección, así que instruye a tus compañeros".
Precursora en Vegadeo de la enseñanza audiovisual, nos amenizaba las clases con el uso de un estereoscopio y estereogramas traídos de Francia y gracias a la Señorita Luisa conocimos de primera mano las canciones de mas allá de los Pirineos, en discos que traía de sus viajes y que reproducía en aquel pick-up portátil, a pilas, que nos traía al aula.
"Sur la rute de Dijon" siempre estará en nuestros recuerdos porque era pieza obligada en nuestro aprendizaje de la pronunciación.
"Sur la route de Dijon,
La belle digue digue
La belle digue don
Il y'avait une fontaine,
La digue dondaine,
Il y'avait une fontaine
Aux oiseaux, aux oiseaux."
¿Quien conocía a Françoise Hardy antes de esas clases?
"Tous les garçons et les filles de mon âge se promènent dans la rue deux par deux"
Aquella triste canción que habla de la chica que nunca conoció el amor y que espera encontrarlo algún día.